Saturday, October 19, 2013

La cama vacía












Desde un tétrico hospital donde se hayaba internado
casi agónico y rodeado de un silencio sepulcral
con su ternura habitual, la que siempre demostró
quizás con esfuerzo no, desde su lecho sombrío
un enfermo amigo mío, esta carta me escribió.

"Querido amigo quisiera, que al recibir la presente
te halles bien y que la suerte te acompañe por doquiera
por mi parte mal pudiera, decirte que estoy mejor
si al contrario en mi dolor, postrado en mi lecho abierto
yo soy un pobre esqueleto, que a mi mismo me da horror.

La carta es para decirte, que si podés algún día
vení hacerme compañía voz que tanto me quisiste
estoy tan solo y tan triste, que lloro sin contenerme
ya nadie suele quererme, todos se muestran impíos
de tantos amigos míos, ninguno ha venido a verme.

Hoy yo te doy la razón, pues veo en mi soledad
que esta llamada amistad, es tan solo una ilusión
cuando uno está en condición, tiene amigos a granel
pero si el destino cruel hacia un abismo nos tira
vemos que todo es mentira y que no hay amigo fiel.

Bueno aquí ya me despido, al poner punto final
recibe un abrazo leal, de el que siempre te ha querido
a tu mamá que no olvido, también mis recuerdos dale
mucha devoción mostrarle y de caricias colmarla
vos que la tenés cuídala, si supieras cuanto vale."

Llegó el domingo y ansioso por aquel amigo leal
penetré en el hospital angustiado y pesaroso,
me dirigí silencioso al lugar donde sabía
que su lecho encontraría, más ahí ni bien lo encontré,
asombrado me quedé al ver su cama vacía.

P.S. No puedo olvidar tu cama vacía. Ya pasaron 5 años. Sigo extrañándote papá.

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