No nos cabe tanta muerte, Memorial a Ciudad Juárez es una muestra conformada por artistas de ambos sexos, entendiendo que la construcción cultural de género es una reflexión colectiva.
No nos cabe tanta muerte, Memorial a Ciudad Juárez pretende también, en cada ciudad donde realicemos la exposición, elaborar actividades paralelas que ayuden a reflexionar sobre temas universales como la violencia de género, las organizaciones civiles, el arte como herramienta de denuncia, la memoria histórica, entre otros.
Statement
Los feminicidios en Ciudad Juárez (ciudad mexicana fronteriza con Estados Unidos), aún no se han detenido. La violencia e impunidad siguen creciendo sin que hasta el momento se hayan tomado acciones concretas para terminar con estos crímenes que, a nuestro juicio, deberían ser un asunto de interés mundial; una cuestión de lesa humanidad.
Feminicidio se define como “crímenes de odio contra mujeres por el hecho de ser mujer”, ya que se conforma a partir de una normalización de la violencia contra la mujer. Esta violencia sistemática es socialmente ignorada, silenciada, invisibilizada, desvalorizada e incluso, minimizada en el círculo social primario en torno a la víctima. La sociedad mexicana ha llegado a tal grado de normalización de la violencia, que se habla de las mujeres de Juárez como un tema de moda; es decir, como si se tratara de un producto de mercado y no de una tragedia vigente que, año tras año, se agrava.
El tratamiento con el que generalmente la prensa trata el tema es estridente, tosco y superficial; esto provoca en la sociedad civil un sedimento visual poco empático y violento, que, lejos de dignificar, estigmatiza a las víctimas. La espectacularización de la violencia contra las mujeres a la que los medios de comunicación nos acostumbran, funciona entonces como modelo de imitación y desvía la atención de las causas estructurales de la misma.
No nos cabe tanta muerte es un homenaje, desde miradas y culturas diferentes, a las víctimas de los feminicidios de Ciudad Juárez, acudiendo al reclamo social de rescatar la memoria de estas víctimas como paradigma del estado actual de violencia que padece México. La reconstrucción del tejido social comienza, en nuestra opinión, tomando consciencia del daño causado; es decir, haciendo visibles las víctimas y buscando empatías en su dolor. Nuestro trabajo plástico se asienta sobre la línea de la sutileza del tema en el intento de darle un significado nuevo, humano, delicado y simbólico.
Vinculamos el arte a la recuperación de la memoria histórica como instrumento de reflexión sobre los feminicidios y temas subyacentes: la violencia de género, el capitalismo salvaje, la tragedia mediatizada, el machismo, la ineficacia gubernamental, el duelo, la huella, el dolor, la indiferencia, la solidaridad, la impotencia, la memoria, el olvido, la esperanza, la ofrenda.
Verdad, memoria y justicia
Para poder llegar a vivir en paz y democracia en México resulta indispensable, entre muchas tareas, reconocer el estado actual del tejido social y los altos índices de violencia e impunidad. En este sentido juzgamos necesario buscar formas con las cuales contribuir contra el olvido y la negación de conflictos no resueltos aún, sino por el contrario, que se han ido agravando año tras año, como es el caso de los feminicidios de Ciudad Juárez.
La reconstrucción del tejido social comienza, a juicio nuestro, tomando consciencia del daño causado; es decir, hacer visibles a las víctimas, solidarizarnos con su dolor y propiciar la reflexión. Trabajar sobre la construcción de la memoria colectiva desde el profundo respeto a las víctimas, promueve la cultura de paz.
El arte vinculado a la recuperación de la memoria histórica es un instrumento que ha servido para reflexionar sobre hechos de lesa humanidad como el holocausto judío (Christian Boltanski), las desapariciones argentinas (Gustavo Germano), la guerra civil española (Picasso, Francesc Torres), la violencia en Perú entre 1980 y 2000 (Lika Mutal) o la matanza de estudiantes del 68 en México (Rafael Lozano Hemmer) entre muchos otros ejemplos.
Sin duda resulta enriquecedor tener la oportunidad de poder relacionarnos con opiniones [tanto estéticas como de discurso] de artistas extranjeros [es decir, con otras idiosincrasias] respecto a este conflicto. Hacer notar que los feminicidios en Ciudad Juárez son de conocimiento, interés y preocupación internacional, y no un tema exclusivamente local.
Cabe mencionar, también, que la trayectoria de los artistas convocados se mueve sobre la línea de la sutileza, buscando con este perfil una resignificación del tema; en nuestra opinión, tratado a menudo por la prensa local desde la estridencia, la tosquedad y la falta de tacto que provoca en la sociedad civil un sedimento visual poco empático y violento, que lejos de dignificar, estigmatiza a las víctimas. La sociedad mexicana ha llegado a tal grado de normalización de la violencia e insensibilidad, que se habla de las mujeres de Juárez como un tema “de moda” como si fuera un producto mercadológico y no una tragedia vigente.
Dentro de la itinerancia que pretendemos hacer con el proyecto “No nos cabe tanta muerte” en el 2012 en distintas ciudades: Madrid, Barcelona, Hospitalet (España), Distrito Federal, Oaxaca y Varsovia o Wroclaw (Polonia). Hacerlo de esta manera contribuye por un lado, a ejercer presión a través de la mirada internacional y por otro, hacer que el público de cada ciudad logre empatizar y reflexionar sobre los temas subyacentes de la exposición que no son exclusivos a una sociedad: los que tienen que ver con derechos humanos [la violencia de género, el capitalismo salvaje, la tragedia mediatizada, el machismo, la ineficacia gubernamental] y los que tienen que ver con lo emocional [el duelo, la esperanza, la ofrenda, la solidaridad, la memoria, el olvido, la huella, el dolor, la indiferencia, la impotencia].
Objetivos
Objetivos
Acudir al reclamo social de rescatar la memoria de las víctimas de la violencia en México tomando los feminicidios de Ciudad Juárez como caso paradigmático.
Contribuir contra el olvido y la negación de conflictos no resueltos aún, sino por el contrario, que se han ido agravando año tras año, como es el caso de los feminicidios de Ciudad Juárez. La reconstrucción del tejido social comienza, a juicio nuestro, tomando consciencia del daño causado; es decir, hacer visibles a las víctimas, solidarizarnos con su dolor y propiciar la reflexión. Trabajar sobre la construcción de la memoria colectiva desde el profundo respeto a las víctimas promoviendo la cultura de paz.
Vincular el arte a la recuperación de la memoria histórica como instrumento para reflexionar sobre los feminicidios de Juárez y temas subyascentes (la violencia de género, el capitalismo salvaje, la tragedia mediatizada, el machismo, la ineficacia gubernamental, el duelo, la esperanza, la ofrenda, la solidaridad, la memoria, el olvido, la huella, el dolor, la indiferencia, la impotencia), convocando artistas que trabajen sobre la línea de la sutileza, buscando con este perfil una resignificación del tema.
Fuente: No nos cabe tanta muerte
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