Los caminos se hicieron,
con agua, viento y frío,
caminaba un anciano,
muy triste y afligío, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacío, gloria!.
Llegaron a un mesón,
para pedir posada,
y el mesonero ingrato,
iba y se la negaba, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacío, gloria!.
Yo no doy posada,
yo no doy posada,
a las dos de la noche,
a mujer embarazada, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacío, gloria!.
Si tu traes dinero,
toda la casa es tuya,
pero si no lo traes,
no hay posada ninguna, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacío, gloria!.
La virgen al oír eso,
se cayó desmayada,
y San José le dice,
levanta esposa amada, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacío, gloria!.
Y desde allí se fueron,
a un portal recogidos,
y entre el buey y la mula,
nació el Verbo divino, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacío, gloria!.
La mula le gruñe,
y el buey le bajea,
y el Niño Dios chiquito,
dormidito se queda, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacío, gloria!
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