Sorpresa nos trae la historia. No podemos entender las enormes dificultades sociales y políticas por las que atraviesa Europa dando el espectáculo de colaborar, en los hechos, con que desaparezcan en el mediterráneo miles y miles de tentativas de inmigrantes.
Da dolor porque en última instancia no puede entenderse la historia de la humanidad si no se tiene en cuenta la influencia que han tenido, para bien y para mal, los fenómenos inmigratorios.
Para bien o para mal, el México pobre de 1939 recibió en un año casi un millón de inmigrantes de la República Española. No hay país latinoamericano que no haya recibido miles y miles de inmigrantes, particularmente europeos.
Los que somos del Río de la Plata, decenas, barcos llenos, atestados, de gringos pobres, como decíamos. De pobres inmigrantes que bien hicieron a construir nuestra cultura, idioma y nuestro porvenir material.
En mi pequeño país hubo años que llegaron 40 mil. En la República Argentina más de 200 mil en ciertos años.
¿Cómo entender que esta Europa moderna y rica tenga fenomenales resistencias para poder integrar gente que dispara de la penuria, de la guerra siria, de lo que pasa en África?
Y Europa que tiene además, tácitamente, una deuda colosal por las cuentas que abrió y nunca fueron pagadas del colonialismo europeo en África, de la expansión británica con su imperio por el mundo...
En fin...
Sobran elementos alucinantes que hacen pensar que cuando las sociedades están más ricas, con la riqueza se multiplica el egoísmo. Que con el aumento de la riqueza hay paulatinamente una pérdida de valores. ¿Será posible semejante contradicción? Es para pensarlo, por lo menos."
José "Pepe" Mujica, expresidente de la República Oriental de Uruguay
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