Características de la narrativa de Juan Rulfo en el cuento “Anacleto Morones”:
“Anacleto Morones” se incluye en el único libro de cuentos de Juan Rulfo, “El llano en llamas (1953)” (Karagueorgou-Bastea: 2001, 143). El cuento está basado en la antítesis entre la ciega creencia religiosa y el ateismo cínico. Rulfo refugia a los extremos para describir y denunciar la superstición que azota a los lugares rurales de México, creando una atmósfera casi irreal, un realismo mágico donde las fronteras entre lo real y lo irreal desaparecen y la realidad y la fantasía caminan mano a mano (Karagueorgou-Bastea: 2001, 110).
El humor despiadado y el ácido sarcasmo son el caballo de Troya del escritor para conquistar la verdad, que en este caso está escondida en el sepulcro del patio del protagonista del cuento, Lucas Lucatero (Burgos: 1997, 462). “- Esperemos en Dios que esté en el infierno.- Y que no se cansen los diablos de echarle leña. […] - Nos perdimos los dos buscando garambullos. […] - Está bien. Pero antes córtate esos pelos que tienes en los bigotes. Te voy a traer las tijeras.”
La técnica narrativa e innovadora del monólogo interior de Lucas con frases cortas llenas de energía intensifica el efecto dramático de “Anacleto Morones” hasta la culminación que viene con la revelación de la verdad debajo de un montón de piedras (Garganigo: 2002, 527): “¡Viejas carambas! Ni una siquiera pasadera. Todas caídas por los cincuenta. Marchitas como floripondios engarruñados y secos. Ni de dónde escoger. […] ¡Que descanses en paz, Anacleto Morones! […] No te saldrás de aquí aunque uses de todas tus tretas.”
El lenguaje deja de ser fingido y amañado y cambia forma según el personaje que habla, convierte en un lenguaje popular campesino: “¡Viejas indinas! […] - ¡Viejas de los mil judas! […] Era una cosa así como un pedazo de cecina. ¿Y para qué lo iba a querer yo, si su padre no era más que un vaquetón?”
El uso de flashback y las alternancias en el tiempo narrativo parecen un poco a una película de acción y dan un color de dinamismo a la obra (Garganigo: 2002, 527): “Un día encontramos a unos peregrinos […] Se pasó la noche acariciándome para que se me bajara mi pena. […] Llegó diciendo:… Le entró el coraje. Pateaba el suelo y le urgía irse...”
El cuento empieza con un grito negro y negativo “¡Viejas, hijas del demonio!” y continúa con un intento de suceder una transformación grotesca de la imagen de las mujeres enlutadas, cuando las describe por ejemplo “sudando como mulas”. Los hombres también llegan a lo grotesco en su proceso de degradación, como lo indican sus nombres, propios de una farsa: Anacleto Morones y Lucas Lucatero. Este proceso es característica de la narrativa de la Revolución como símbolo de ese mundo cerrado de los pueblos de provincia mexicana.
Los temas que Juan Rulfo toca en ese cuento no son distintos de los en Pedro Páramo. Su cruel infancia, el asesinado de su padre y la muerte de su madre, han dejado sus huellas en su obra. Su mundo es el medio rural del México agotado por la Revolución y por la Guerra Cristera. Como consecuencia, “Anacleto Morones” es lleno de violencia física y psicológica y sus personajes tienen que padecer una vida de penurias y sufrimiento, que la aceptan trágica y estoicamente. La dureza del cuento muestra la desesperanza. El personaje central es un hombre incapaz de hacer cualquier tipo de comunicación, un hombre-lobo que “viaja” solo y trata de sobrevivir en la “selva” de México rural, devorando a los otros animales sin piedad. Violencia y abuso de cualquier tipo de patrón (en este ocasión el patrón no es un cacique sino un “santo”) en una región rural con gente analfabeto, pobre y desolado. Machismo y total falta del respecto a la mujer. . Orfandad y soledad (Karagueorgou-Bastea: 2001, 142): “-¿Hice algo malo contigo? ¿Te traté acaso mal? - Lo tuve que tirar. […] Después ella me dijo, ya de madrugada: - Eres una calamidad, Lucas Lucatero. No eres nada cariñoso.”
La corrupción y el conflicto social, la pobreza extrema, material y espiritual, la miseria y la soledad reinan en el campo de Jalisco. Más importante, lo que sirve como el golpe de gracia es la disfunción de la religión y de la religiosidad. (Karagueorgou-Bastea: 2001, 142). El conflicto religioso se va escalando entre las mujeres que fundan su creencia en ideas espurias (“ideología”) y Lucas Lucatero que ha vivido al lado de Anacleto Morones (“el conocimiento verdadero”): “Yo estaba acuclillado en una piedra, sin hacer nada, solamente sentado allí con los pantalones caídos, para que ellas me vieran así y no se me arrimaran. Pero sólo dijeron: “¡Ave María Purísima!” Y se fueron acercando más. […] -Lo conocimos como santo. - Pero no como santero. […] -Está en el cielo. Entre los ángeles. Allí es donde está, más que te pese. -Yo sabía que estaba en la cárcel. […] -Pero olía a santidad. - Olía a pura pestilencia. -¿Y qué pasó? -Nada. Sólo sus milagrosas manos me arroparon en esa hora en que se siente la llegada del frío. Y le di gracias por el calor de su cuerpo; pero nada más. -Es que estabas vieja. A él le gustaban tiernas;”
El paisaje que arde -“sudando como mulas bajo el mero rayo del sol […] Pero de por sí está haciendo calor acá afuera”- nos recuerda del infierno y sirve como un trasfondo adecuado para incluir cualquier tipo de violencia y del crimen(Garganigo: 2002, 527): “Y ahora la Pancha me ayudaba a ponerle otra vez el peso de las piedras, sin sospechar que allí debajo estaba Anacleto y que yo hacía aquello por miedo de que se saliera de su sepultura y viniera de nueva cuenta a darme guerra.”
Aunque Juan Rulfo es principalmente conocido como un gran escritor mexicano, yo empecé a entenderle a través de sus fotografías, en una exposición fotográfica que tuvo lugar hace algunos años en Atenas. Todo lo que describe con palabras en “Anacleto Morones”, su visión personal de México destaca y casi grita a cada una de sus fotografías que me han ayudado mucho de acercarme a su obra como escritor. Me han quedado grabadas en la memoria sus figuras, los rostros de la gente que aparece en sus libros, los mexicanos de los pueblecitos que casi manchan el mapa de este país con una historia tan larga y con raíces y civilizaciones tan complejos y diversos. El paisaje vasto que nos hace quedar sin aliento, el horizonte sin empiezo y final y el hombre que talvez parece casi a una cucaracha (título de canción tradicional de la Revolución mexicana) que trata de sobrevivir en condiciones duras, la extrema pobreza, la crueldad, la ignorancia, el abuso, todos esos elementos que están aparentes en “Anacleto Morones” y muchos más, brillan en sus fotografías de blanco y negro. Blanco y negro son los colores que predominan en la vida y en la obra de Juan Rulfo, no existen otros matices. No tiene dudas sobre el origen de su pueblo y su situación actual y con un humor mordaz y una mirada penetrada no duda reprobar las causas negras que desprestigian el presente y el futuro de su país.
Bibliografía
1. Bellini, G. Nueva historia de la literatura hispanoamericana, Madrid: Castalia, 1997
2. Burgos, F. El cuento Hispanoamericano en el siglo XX, I y II, Madrid: Castalia, 1997
3. Garganigo, J. et al. Huellas de las literaturas hispanoamericanas, New Jersey: Pearson Education, 2002
4. Karagueorgou-Bastea, Cr. et al. Λογοτεχνία Λατινικής Αμερικής ΙI, Εγχειρίδιο Μελέτης, Πάτρα: ΕΑΠ, 2001
Fuentes de Internet
1. Jiménez de Báez, Y. Destrucción de los mitos, ¿posibilidad de la Historia?"El llano en llamas" de Juan Rulfo, El Colegio de México. Disponible en http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/09/aih_09_2_066.pdf . Fecha de consulta 2.3.09
2. Manzo-Robledo, F. Hegemonía, ideología y tradición en el cuento de Juan Rulfo Anacleto Morones. Espéculo Revista Literaria, Madrid: Universidad Complutense, La cultura digital, 1996. Disponible en http://www.ucm.es/info/especulo/numero20/morones.html . Fecha de consulta 2.3.09
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