Tuesday, May 13, 2008

Cierra los ojos (y la boca)

A la novelística de los años cincuenta se le ha dado varios membretes: neo-realista, realista social y novela social. Según Robert C. Spires este tipo de novela “opta por una presentación exterior del hombre-masa; hay un narrador que casi se parece a una cámara cinematográfica, y los personajes se multiplican y confunden hasta borrar el concepto de protagonista central”.
La novela Nada (1945) de Carmen Laforet se considera la primera novela de posguerra que presenta el ambiente real y problemático de una situación decadente debido a la inmediata posguerra; se la considera precursora del neo-realismo de la década de los ´50. La novela La colmena (1951) de Camilo José Cela es la que marca el apogeo del neo-realismo y en ella se subraya la fragilidad e inseguridad de la existencia humana bajo la sociedad afectada por la guerra y el franquismo. La novela de Carmen Martín Gaite, Entre visillos (1958), se encasilla también dentro de dichos parámetros.
Aplicando como base las tres novelas anteriores junto con la explicación de Robert C. Spires, escribe un ensayo integral teniendo en cuenta las siguientes preguntas:
•Las novelas de esta generación son calificadas de ser sociales, casi documentales al revelar los problemas de la sociedad. Sin embargo, la censura en esa época era bastante severa. ¿Cómo logran, entonces, documentar dicha realidad? Aporta ejemplos específicos.
•Qué rasgos tienen en común las tres novelas y cuáles las diferencian, considerando que las tres son relativamente contemporáneas.
•¿Cómo se diferencia el realismo utilizado por estos novelistas del realismo decimonónico? ¿Qué trayectoria ha recorrido el movimiento realista desde el siglo XIX hasta la publicación de la novela Tiempo de silencio (1962) de Martín Santos que cambió radicalmente la manera de novelar.
•¿Qué significado simbólico crees que puedan tener los títulos de las tres novelas en cuanto a su contenido y a la época en que fueron escritas?

Cierra los ojos (y la boca): consecuencias
de la guerra civil en la novela española

La censura después 1939 y el fin de la guerra civil en España, es un obstáculo insuperable para los escritores españoles. Al mismo tiempo, Europa sufre de una crisis cultural grave. El espíritu español necesita algunos años para recuperarse después de la guerra civil. La necesidad tensa de los escritores de tomar parte en lo que pasa, de expresar con sinceridad los conflictos interiores y exteriores y su preocupación por el futuro de España dan un nuevo empuje en la narrativa española. (López: 2001, 712).

Llegamos en 1945, después la victoria de los aliados en la segunda guerra mundial, cuando la situación empieza a cambiar, gracias a la novela Nada de Carmen Laforet entre otras. El tema fundamental de las novelas de los cincuenta es la crisis de la colectividad, la información y la denuncia. Esta novela social es más cerca del periodismo que de la propia literatura (Barroso: 2000, 260). Los escritores, a causa de la censura, dedican su obra literaria a temas y cuestiones que no reflejan de manera directa sus compromisos políticos[1].

Pero la realidad de la época es escondida en cada palabra y la denuncia era indirecta. Cela grita en el prólogo de la segunda edición de La Colmena que “nada tiene arreglo; evidencia que hay que llevar con asco y con resignación” (López: 2001, 743). Doña Rosa pregunta a Alfonsito si “¿Usted entiende algo de eso de tanto Gobierno como anda suelto por el mundo, Seoane?” (Barroso: 2000, 275). El protagonista de Laforet vive momentos tan oscuros, que piensa que “Luego me pareció todo una pesadilla” (Ibíd.: 270), como pasa con la mayoría de los españoles, que no pueden olvidarse de los momentos que han vivido en la guerra civil y de los terribles consecuencias que les perseguirán por muchas décadas. En la novela Entre Visillos la situación está un paso adelante, ya que todos sientan un aburrimiento inextinguible: “Me aburrí de esperar, hija, y de calentarme la cabeza. […] La chica de rosa miraba hacia el pueblo con ojos de aburrimiento; […] Me aburría mucho este tema de conversación, […] Suelo tener bastante tiempo libre y me molesta que se aburra la gente que viene aquí.” [2].

La acción en Nada y en La Colmena se sitúa en una ciudad grande de la posguerra, Barcelona y Madrid correspondidamente (Barroso: 2000, 269, 274), cuando Entre visillos narra la vida en una ciudad de provincias[3].

Nada está escrita en primera persona, con estructura lineal, lenguaje simple y sencillo. La colmena -que señala un nuevo camino, anunciando el behaviorismo que caracterizará las novelas sociales de los años 50- tiene como protagonista no una u otra persona con nombre y apellidos determinados, sino todo Madrid, la ciudad entera. Es un protagonista colectivo, con “realismo de grupos” y domina el lenguaje popular (Barroso: 2000, 269, 274). En Entre visillos la narración alterna en primera y en tercera persona y el lenguaje es coloquial, con vocabulario limitado, especialmente en los diálogos.

Como ya he mencionado, las tres novelas tienen en común la indirecta referencia a la dictadura y la denuncia sobre las consecuencias en la vida cotidiana, que está atezada de apatía, aburrimiento y rutina. El tema principal de las tres es la crisis de la colectividad, con sus problemas y conflictos y los protagonistas son un pueblo desorientado, desinformado, inculto y atrasado, como consecuencia de la guerra civil, de la dictadura y del aislamiento cultural de España con Europa (Barroso: 2000, 261). El realismo narrativo en la posguerra sigue una orientación tremendista (Tamales: 2003, 132). El tremendismo -que se desarrolla en los 40 como una corriente de realismo existencial (Alexiou: 2001, 170) aparece en Nada, pero además, vemos tan aquí como en La Colmena la tendencia de criticar de la situación social, con una orientación neorrealista en la obra de Cela (Tamales: 2003, 132). En Entre visillos la autora hace una análisis de los problemas sociales a través del punto de vista de la persona, de sus ocupaciones cotidianas y sus angustias. La tristeza predomina, con el aburrimiento y la falta de imaginación, cuando en Nada es la oscuridad que oculta todo y en La colmena la miseria y la pobreza, con alienación completa existiendo en todas las tres.

El realismo decimonónico presenta según Benito Pérez Galdós “el maravilloso drama de la vida actual”. Lo que más interesa ese tipo de realismo es principalmente el comportamiento humano, la propia alma humana y no tanto la descripción de lo exterior (Alexiou: 2001, 55, 57). En 1920 Valle Inclán introduce el esperpento en sus novelas, que no es más que un esfuerzo de ahondar en el sentido más profundo de la realidad, deformando la realidad representada (Ibíd.: 110). Pero el realismo decimonónico se refiere a los aristócratas y la burguesía y su deseo de brillo social y no a la clase media y baja y su lucha de sobrevivir, como es la situación en el movimiento realista del siglo XX.

Los novelistas de los años cuarenta y de los cincuenta en España, más o menos continúan en el vertiente tradicional del realismo clásico y decimonónico (Barroso:2000, 259-260). El tremendismo se aplica en relatos rudos y ásperos. El realismo existencial concentra al individuo y a sus conflictos internos. El año 1950 es utilizado por los historiadores y los críticos literarios como frontera de separa la etapa existencialista y tremendista de los 40 del realismo social de los 50, que trata de mostrar la realidad española sin tapujos, para que los lectores tomen conciencia de ella. Ahora el protagonista no es una persona en particular, es colectivo y el punto de vista es neutro. Pero la gran obsesión de la literatura española por los problemas sociales que ha empezado en la novela realista del siglo XIX sigue existiendo el los escritores de la llamada “generación del medio siglo” (Alexiou; 2001, 170, 172-173). La situación va a cambiar a comienzos de los años sesenta, cuando empieza un agotamiento del realismo social. Eso da paso a una nueva corriente, que es consagrado por Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín Santos, autor innovador del léxico y la sintaxis. El objetivismo es sustituido por subjetivismo y testimonialismo por imaginación (Tamales: 2003, 132) Ahora la meta es de investigar e interpretar la realidad mediante una serie de argumentos o hechos, con una intención totalizadora. El novelista se concentra más en el lenguaje, que es que, en definitiva, ordena la realidad. Él deja de ser un periodista, un informador, para ser más creador (Barroso: 2000, 299, 300) y la gran renovación de la novela española está bien en marcha.

Resumiendo, podemos decir que los títulos de esas novelas "hablan" del primer vistazo "de si mismos" por el contenido de las obras. Una colmena que entre visillos aguanta una vida de nada… una sociedad sin ninguna participación del parte del individuo, llena de alienación, sin ningún sentido de convivencia. La guerra civil ha cortado y agotado cada posibilidad de comunicación entre los miembros de la sociedad, ha dividido en dos (o aún más) los españoles y la dictadura los impide de cicatrizar las heridas y de recuperarse. Una vida de animales, “sin caridad, como la misma vida discurre”, donde “nada tiene arreglo […] hay que llevar con asco y con resignación” (López: 2001, 743). Una sociedad en la que “había algo angustioso” con “mujeres fantasmales” (Barroso: 2000, 271), donde el protagonista “moría encerrada en mi cuarto ”[4]

[1]cvc.cervantes.es
[2] Gaite, M. Entre Visillos, in.solit.us
[3]Ibíd.
[4]Ibíd.

Bibliografía

Alexiou, V. et al. Guía Didáctica de Literatura Española II. Patras: EAP, 2001.
Barroso, A. et al.Introducción a la Literatura Española a través de los textos II, Siglos XVIII y XIX. Madrid: Istmo, 2000, 6ª ed.
García López, J. Historia de la Literatura Española. Barcelona: Vicens Vives, 2001, 10a ed.
Tamames, R. et. al. Imágenes de España. Madrid: Edelsa Grupo Didascalia, 2003, 2a ed.
Soldevila Durante, I. La “Novela social” y su significación durante la segunda dictadura.Unicersité Laval. 5-5-08 cvc.cervantes.es.
Gaite, C. M. Entre visillos. 5-5-08 in.solit.us.
González del Valle, L. Aspectos de la ficción breve de Valle-Inclán. University of Colorado at Boulder. 7-3-08 cvc.cervantes.es.

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