Con diversas actividades en Guanajuato, se celebrarán los 40 años de la muerte
del gran compositor y cantante mexicano José Alfredo Jiménez
[...]A un día de que se cumplan 40 años de la muerte del cantautor guanajuatense José Alfredo Jiménez, ocurrida el 23 de noviembre de 1973, en esta ciudad se recuerda al ídolo con un sinfín de actividades.
Por ejemplo, comenzó la cuarta edición del Festival a José Alfredo Jiménez, con música de la Banda Sinfónica de Zacatecas y la cantante Eugenia León, quien abrió el homenaje de cuatro días al Rey de la canción ranchera.
Ante miles de espectadores reunidos en el centro de la ciudad, el presidente municipal Adrián Hernández dijo que este es un homenaje del pueblo a su hijo predilecto que con su historia y con su trabajo trascendió todas las fronteras, y hoy sus canciones son interpretadas en todo el mundo.
"José Alfredo Jiménez es sin lugar a dudas no sólo el mejor cantautor de México, también representa el patrimonio cultural de nuestro país en el mundo", enfatizó. [...]
Con una serenata, cientos de personas recordaron al cantautor mexicano
Manuel Arroyo, el hombre que llevó a “La Vargas” a los escenarios internacionales, hace una preciosa narración sobre la aparición de Chavela en el funeral de José Alfredo Jiménez, cuando esta se encontraba perdida en el alcohol y ausente del mundo. Este es uno de los mejores textos que se han escrito sobre Chavela. ¡Imperdible!
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Había caído la tarde cuando se escuchó un mariachi. A su frente venía, sin pistola se supone, el “Indio” Fernández. “¡A José Alfredo no se le despide con rezos y llantos!”, tronó el actor famoso, “¡se le despide cantando!”. Nadie osó contradecirlo, y durante más de una hora rindió tributo a José Alfredo aquel mariachi del Tenampa, el mismo que le había acompañado en su última noche de parranda, hacía ya muchos meses, poco antes de ingresar por última vez en el hospital. Mientras sonaba el mariachi la gente seguía desfilando con reverencia y las beatas aguardaban el momento de reanudar sus rezos, que hicieron en cuanto se fueron los músicos de regreso a Garibaldi, y el “Indio” no se sabe a dónde.
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Una de las amigas que acompañaban a Paloma le pidió permiso para ordenar que sacasen de allí a aquella mujer, por considerar su actitud irreverente. Pero Paloma se negó: aquella mujer era amiga de su marido y tenía derecho a comportarse como quisiera, no le parecía que estuviese haciendo ningún escándalo. Pasaron horas y la mujer, ausente a todo lo que la rodeaba, seguía cantando recostada en el ataúd. Cuando acabó con la primera botella sacó la que llevaba en el otro bolsillo. Era ya de madrugada cuando se incorporó, y sin despedirse de nadie se fue caminando sola, tan sola como había llegado. Esa mujer era Chavela Vargas.
Fuente: La vida es una cantina
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